Explotar la abundancia – Lo que nos rodea

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Soy un entusiasta de la idea de que siempre podemos sacar más partido a las cosas que nos rodean. Para optimizar nuestro tiempo, para comer más sano, para hacer más ejercicio, incluso para mejorar nuestra vida social.

Hoy quiero hablar de mis montañas. Al fin y al cabo… ¿Qué rodea a un bilbaíno en cualquier rincón de la provincia? Un buen conjunto de montañas.

Esto es algo que fascina al extranjero… no importa en que zona de la ciudad te encuentres, que siempre vas a encontrarte un buen trozo de montaña no muy lejos. Y aquí es importante resaltar dos cosas:

1- Que al extranjero le fascina, pero que al bilbaíno a veces deja de parecerle un dato importante.

2- Que he dicho “no muy lejos”… y es que es mucha la facilidad con la que puedes comenzar a subir desde cualquier punto.

Las Islas Canarias tendrán su temperatura constante, Andalucia sus playas, la luz de Alicante, pero nosotros tenemos una tremenda accesibilidad a la montaña, que nos hace muy pero que muy privilegiados.

Para respirar aire puro, para escapar, para hacer ejercicio, para hablar con amigos sobre las preocupaciones, para sentirnos seguros, sea lo que sea que necesitemos, la montaña siempre está ahí esperándonos expectante en una invitación eterna.

Cantidad de amantes de las montañas en otras ciudades necesitan del coche para poder disfrutar de un rato de estos momentos. Nosotros que las tenemos aquí, ¿no vamos a aprovecharlas?

Que fascinante ver como la ciudad desde sus comienzos junto al río nervión, se ha ido adaptando a la naturaleza a medida que ha ido creciendo.

Desde que he vuelto a Bilbao, después de un tiempo fuera, no he podido dejar de conocer diferentes sendas y cimas en un anhelo de satisfacer mi necesidad de explorar, y tengo que deciros que la experiencia es muy satisfactoria. No hay nada como las sensaciones del cuerpo y el descanso posterior a la aventura, o como mirar el horizonte y ver en tu cabeza las sendas por las que has pasado, las vistas y acordarte de los sucesos curiosos ocurridos en cada subida.

Tradicionalmente los bilbaínos hemos sido montañeros de fin de semana. ¡Vamos a romper paradigmas! ¡Vamos a utilizar la flexibilidad del mundo moderno en que vivimos, e integrar la naturaleza en nuestro día a día!

Buscad una senda cerca del trabajo para recorrer durante 30 minutos antes de comer, salid un rato antes de casa para poder llegar dando un rodeo, o quedad con un grupo para pasear al terminar la jornada.

Vivimos en la época de los recursos y no me refiero al dinero… Hay muchas maneras en que podemos adaptar nuestra vida a la montaña. Una vez conoces las sendas de día, podéis hacer uso de un frontal para iluminar los caminos, podéis dejar una bolsa con ropa o zapatillas en algún lugar de confianza que no sea vuestra casa, o incluso apuntaros a un gimnasio solamente para poder hacer uso de las duchas.

Los días pasan rápidos. Yo los quiero vivir en la medida de lo posible, en contacto con la naturaleza. ¿Y tu?

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